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J. Artola
Sábado, 16 de octubre 2021
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Gipuzkoa respiró aliviada aquel 20 de octubre de 2011, cuando se abrió por fin ese ansiado camino hacia la paz durante tantos años truncado por la sinrazón de ETA. Aquel anuncio de la banda terrorista, cuando verbalizó el alto al fuego definitivo, dio un vuelco en los corazones de toda la sociedad. Una representación del mundo económico, cultural, deportivo y social del territorio reflexiona sobre la esperada fecha.
«El cese de la actividad de ETA para los empresarios supuso un alivio, una liberación y la recuperación de la libertad. Tras estar durante décadas en la diana, habiendo sufrido asesinatos, amenazas, extorsión por contribuir al progreso y desarrollo de este país, levantando la persiana de nuestras empresas, haciendo frente a ETA día a día, nos liberamos de una gran losa. La libertad, confianza y seguridad en la que desde entonces hemos podido llevar a cabo nuestra actividad nos ha permitido contribuir a la superación de la crisis en la que todavía estábamos inmersos en octubre de hace diez años y a la creación de riqueza y empleo».
«Fue un anuncio deseado y anhelado tanto tiempo por tanta gente... El sueño de todas las personas de bien es vivir libres y seguras . Y a partir de ese día esos sueños fueron más reales para todos. Nuestros hijos han podido crecer sin miedo. Esa paz y esa libertad es un gran logro colectivo de nuestra sociedad. Y es un logro que todos debemos recordar, mantener y ampliar».
«El fin de ETA ha supuesto para el Festival lo mismo que para muchos ciudadanos. Es como si todos nos hubiéramos quitado un peso de encima, como si la relación entre diferentes se hubiera convertido en algo más fácil. Programamos películas sobre nuestra historia más reciente y, como es normal, unas gustan más a unos y otras a otros, pero el debate es ahora mucho más racional y más sereno».
«En su día lo calificamos como una excelente noticia, que llegaba demasiado tarde, pero que suponía la posibilidad cierta de una convivencia en paz de toda la ciudadanía y el triunfo de la democracia sobre el terror y la intolerancia. La clase trabajadora ha sufrido en primera línea los efectos de la violencia de ETA, y, en nuestro caso, se ha posicionado firmemente contra esa misma violencia. Todavía nos queda un largo camino por recorrer. Se han dado pasos en política penitenciaria, pero es necesario seguir trabajando en la reparación de las víctimas evitando actos de homenaje a los victimarios. El relato real de lo ocurrido es imprescindible para que la historia de sufrimiento no se repita».
«'Maixabel' ha puesto voz e imagen al juicio crítico que merece la forma en que ETA llegó a su fin. Las peticiones sinceras de perdón han sido una excepción a la regla general. Mayoritariamente, la soberbia, el fanatismo y el odio, han continuado estando presentes más allá del fin de las acciones terroristas. Es bastante evidente que la herida provocada por ETA entre nosotros se cerró en falso. Más bien, sigue supurando dolorosamente, por mucho que el paso del tiempo haga su inexorable trabajo… El arrepentimiento sincero no debiera haber sido una maravillosa excepción, sino un deber de justicia para todos y cada uno. Diez años después, nuestro pueblo necesita una renovación moral y espiritual profunda».
«Estaba embarazada entonces y sentí un gran alivio. Son ya diez años de aquello y me da la sensación de que el tiempo pasa muy deprisa. Mi hijo y mi hija no van a tener que vivir en ese contexto que muchas generaciones hemos vivido tan de cerca, lo cual me alegra enormemente. Aun y todo, creo que sigue siendo necesario hacer memoria y pedagogía de lo ocurrido.
«Para las agencias de viajes receptivas supuso un punto de inflexión importante, ya que Euskadi pasó a formar parte del circuito mundial de destinos a visitar. A partir de esa fecha se ha notado un importante incremento de turistas tanto del resto del Estado como internacionales. La evolución de ingresos por esta actividad ha pasado a suponer más de un 6,4% del PIB de Euskadi. San Sebastián se ha convertido en un punto de referencia del turismo de ocio y de negocios».
«Con el coronavirus como la gran coartada del olvido para el silencio cómplice. Entramos en la nueva normalidad deseando que sea tan normal como la de antes de la pandemia: 'Por lo demás, señora baronesa, no hay novedad, aquí no pasa nada', decían los Xey en una canción de después de la guerra».
«La sociedad vasca llevaba mucho tiempo reclamando el final de ETA. En particular, la UPV/EHU declaró un rechazo contundente de la violencia en sus propios Estatutos, aprobados por una mayoría abrumadora. Ahora lo importante es mirar hacia el futuro y restañar las heridas. Nuestro deber como sociedad es no olvidar nada de lo ocurrido, pero impulsar, al mismo tiempo, fórmulas de reconciliación. Todos debemos aceptar la existencia de una sociedad diversa que tiene que mantener un núcleo compartido: el respeto a los derechos humanos, la certidumbre de que el valor de la vida de las personas no está en juego. Si llegamos a ese gran acuerdo, todo lo demás puede ser objeto de debate y discusión. En esta última década se han puesto las bases para ello y estoy segura de que las fuerzas políticas seguirán trabajando para no olvidar nada de lo ocurrido y también para que los hechos más trágicos de nuestra historia no vuelvan a ocurrir.
«La finalización del terrorismo fue una gran noticia tanto a nivel humano y social como sin duda a nivel económico. Lo primero y más importante ha sido aliviar la injusta amenaza que sufrían tantas personas, no nos olvidamos de las que lo han sufrido, de las víctimas y sus familias. En el plano económico y empresarial ha supuesto acabar con un elemento que suponía un gran freno y limitación. Hoy en día competimos en las mismas condiciones que el resto y Gipuzkoa ha demostrado que en condiciones de mercado nos desenvolvemos con eficacia».
«Fue una sensación de incredulidad y de revolución interior al principio. Hay veces en las que es muy complicado poder describir con palabras ciertos sentimientos y esta es una de ellas. Recuerdo que aquel día estábamos de viaje mi marido y yo celebrando nuestro aniversario de boda, y nos enteramos por las noticias. Estuve un buen rato llorando. Se mezclaron muchas sensaciones: recuerdos, ilusiones, dolor, esperanza… En definitiva, un universo de emociones. Fue un contraste de sentimientos. Tras muchísimos años de horror y sufrimiento, lo celebramos como la gran noticia que era».
«El final de ETA nos ha traído una forma de colosal alivio. Pero estos diez años han coincidido también con la crisis financiera primero y ahora con la pandemia, lo que ha colocado en segundo plano la reflexión sobre nuestro pasado reciente. Por lo que esa página no se ha pasado, a mi juicio, bien. Y empezamos a ver las consecuencias, alarmantes indicadores de rescoldos aún sin apagar. Y una izquierda abertzale que sigue legitimando el terrorismo con afirmaciones como la que hacía recientemente su portavoz parlamentaria, de que el daño causado por ETA puede ser «justo o injusto» según el «relato» de cada cual. Tenemos por lo tanto muchas tareas pendientes».
«En el mundo de la inversión y del capital riesgo, patas fundamentales para el desarrollo de las compañías, es necesaria la participación de personas con capacidad de inversión que decidan apostar por estos fondos. Para ello, es indispensable que este papel lo puedan jugar libremente sin el miedo al señalamiento público. Y esta capacidad para crear esta industria inversora propia de nuestro territorio ha estado en gran medida bloqueada por ETA, lo que nos lleva a tener un retraso de entre diez y quince años con respecto a otras regiones de España. Estoy convencido de que habría sido inviable crear un fondo como Easo Ventures hace más de diez años».
«San Sebastián se mantuvo como refugio exquisito para quienes nos elegían, una situación que se vio truncada a partir de los años 60 por el incremento de la violencia terrorista y la inseguridad ciudadana. Nuestro turismo quedó prácticamente reducido a quienes tenían relación previa y estrecha con la ciudad, otros se acercaban únicamente por razones de trabajo. Era la época de las 'Ofertas Fin de Semana' y no resultábamos un destino recomendado; apenas recibíamos visitantes y quedamos al margen de los circuitos de turismo. Excursionistas, escapadas de fin de semana, visitantes con pernoctación de varios días… brillaban por su ausencia. Es a partir del cese definitivo de la lucha armada cuando la ciudad recupera su lugar como destino turístico, un punto de inflexión. Turistas de todo el mundo vienen atraídos tanto por lo que ofrecemos como por lo que somos. El reto ahora es mantenerlo de forma sostenible y sin perder su autenticidad».
«A mi parecer, la sociedad vasca no está para muchos rollos. No hemos entendido la violencia y seguimos inmersos en ella. En los últimos diez años han aparecido los fascistas del caudillo, hemos cambiado la Euskadi (la pequeña industria alemana) que nos vendieron por el macro-Benidorm y La 'Nación culinaria'. En diez años el desastre ecológico se ha disparado y la solución de nuestro Gobierno ha sido Zaldibar, los eucaliptos, etc. Menos mal que desde Europa nos frenan un poco. Cuatro canales de ETB y no nos aclaramos, una pandemia y volvemos al punto inicial. Como ciudadano, todo esto me parece patético. Donde no hay cabeza no hace falta txapela. La verdad es que este país me resulta doloroso».
«Como pyme guipuzcoana con más de 100 años de historia y empresa familiar de cuarta generación, el fin de ETA planteó un nuevo escenario que aportó ilusión y seguridad para abordar la sucesión. ETA mantenía una constante amenaza sobre la seguridad física de los empresarios y su entorno familiar. Socialmente tampoco nos sentíamos arropados. Por ello, muchas familias prefirieron abandonar Euskadi. En definitiva, el fin de ETA supone que el miedo desaparezca del mundo empresarial lo que aporta libertad para poder desarrollar nuestra actividad, apostar sin miedo por crecer y proporcionar así bienestar a nuestra sociedad, convirtiendo Euskadi en un lugar atractivo económica y socialmente»
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P. C. / L. C. / S. I. B., Sara I. Belled y Lidia Carvajal
Gorka Navaz | Valencia
Burguera | Valencia
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